La cremallera es quizás el cierre más cómodo que se puede encontrar en unos vaqueros, una chaqueta, un bolso, unas botas o una cartera.
Sin embargo, a pesar de las numerosas ventajas, también tiene un inconveniente muy importante: la posibilidad de fallar.
Como regla general, esto sucede en el momento más inoportuno.
Para sentirse protegido, basta con dedicar un par de minutos a evitar periódicamente que los accesorios se atasquen.
Todo lo que necesitas para esto es suavizante de telas común y un hisopo de algodón.
Para mayor comodidad, vierta una pequeña cantidad de producto en la tapa y sumerja un extremo de la barra en ella.
Después de esto, planche el cierre con acondicionador y desabroche y abroche el producto varias veces.
Ya solo queda retirar el exceso de producto con una servilleta de papel seca. Este tratamiento te ayudará a devolverle vida a la ropa y complementos con cremalleras y además añadirá una agradable fragancia a los productos.