El pollo es un producto saludable y popular.
Pero para preparar muchos platos deliciosos con él, es importante tomar una decisión responsable.
Necesitamos inspeccionar el cadáver. El pollo no debe mancharse ni dañarse.
Además, no conviene tomar un producto con piel amarillenta. Esto puede ser una señal de que el producto es demasiado grasoso.
La carne debe quedar elástica, sin magulladuras ni daños. No se permiten plumas ni plumón.
Se debe prestar especial atención al olor del pollo. Si huele a lejía o vinagre, esto indica que el producto está rancio. El pájaro no debe tener ningún olor extraño. El olor es fresco, natural.
El embalaje debe estar intacto.
El producto debe conservarse siempre en frigorífico. Es recomendable dejar el pollo en un estante aparte para que no absorba olores extraños.
Es mejor cocinar el pollo frío inmediatamente. No es aconsejable volver a congelar el producto.
El ave puede permanecer a temperatura ambiente por no más de dos horas, de lo contrario comenzará el proceso de crecimiento bacteriano.