La sal de mesa es un condimento que las amas de casa utilizan a diario. El producto a granel se añade a casi todos los platos.
El cloruro de sodio debe tener las siguientes características: sequedad, friabilidad, ausencia de grumos.
Sin embargo, los cocineros aficionados no siempre consiguen mantener el producto exactamente en esas condiciones.
La sal a menudo se acumula en grumos. Se trata de una propiedad como la higroscopicidad: la absorción de humedad.
Sin embargo, es muy sencillo evitar que el contenido del salero se convierta en una masa húmeda (y luego endurecida).
Es recomendable tener siempre varios granos de arroz en el salero (o en otro recipiente donde se guarde el producto a granel).
Un par de granos suelen ser suficientes para mantener seco el cloruro de sodio.
Lo que pasa es que el arroz también absorbe la humedad. Además, afronta esta tarea más rápido y mejor que la sal.
Por eso el condimento, que contiene un poco de grano, queda quebradizo.
Si entra agua en el salero, el arroz “sacará” la humedad de la sal.