Las cáscaras de tomate son muy difíciles de digerir y el cuerpo humano las absorbe mal.
Por eso es recomendable quitar la piel a las verduras que se planea procesar térmicamente o consumir crudas.
Si la capa superior permanece sobre los tomates, es poco probable que la salsa, la pasta de tomate o el puré de tomate adquieran un aspecto apetitoso y la consistencia deseada.
Sin embargo, muchos cocineros se enfrentan a serias dificultades al intentar pelar tomates.
Un intento de cortar la capa superior con un cuchillo a menudo termina en "triturar" el tomate y perder una parte importante de la pulpa.
Además, el procedimiento puede tardar demasiado. Un pequeño truco ayudará a acelerar y simplificar significativamente el proceso.
Es necesario hacer un corte en forma de cruz en la superficie de cada tomate.
De esta forma, las verduras se deben colocar en un recipiente hondo y llenar con agua hirviendo.
Después de un par de minutos, los tomates extraídos se deben rociar con líquido frío.
Tras esto, se quitará la piel del tomate con una facilidad increíble.
Las verduras peladas quedarán enteras y al mismo tiempo suficientemente blandas. Ahora no habrá problemas con el consumo del producto ni con su tratamiento térmico.