Los platos elaborados con legumbres se consideran alimentos difíciles de digerir y, a menudo, después de uno u otro plato hay que lidiar con molestias estomacales.
Se cree que la hinchazón y los cólicos no son tanto una característica de las legumbres como consecuencia de una preparación inadecuada.
Por cierto, esta familia incluye no solo las judías y las judías con guisantes, sino también la soja, las lentejas, los garbanzos e incluso los cacahuetes. Estos alimentos contienen altas cantidades de ácido fítico y lectinas. Por su naturaleza, protegen los alimentos de factores negativos que afectan la digestión y provocan enfermedades gastrointestinales.
Además de las legumbres, las lectinas se encuentran en los frutos secos y en varias verduras.
Si hablamos del ácido fítico, se encuentra en el mijo, el trigo sarraceno, la cebada perlada y el arroz integral.
Se recomienda dejar las legumbres en remojo durante al menos 8 horas. Pero normalmente las amas de casa dejan la comida encendida toda la noche. Cubrir el recipiente con una tapa y dejar a temperatura ambiente (no al calor).
Los cereales también se remojan. No está de más remojar incluso el mijo pequeño o el trigo sarraceno en agua durante 10 a 15 minutos antes de cocinarlos. La cebada, como las legumbres, se remoja durante 10 a 12 horas.
Varios trucos de cocina con estos productos, por ejemplo, agregar refrescos o cocinar en varias aguas, solo aceleran el proceso, pero no afectan la calidad de los cereales y granos.