El cabello que se vuelve graso rápidamente puede resultar bastante molesto, especialmente si pierde su frescura apenas unas horas después del lavado.
El conocimiento de los principales factores que afectan el estado del cuero cabelludo y del cabello le ayudará a comprender los motivos y a encontrar los métodos de cuidado adecuados.
Lavarse el cabello con frecuencia puede provocar un exceso de producción de sebo.
Se recomienda elegir champús suaves que no resequen la piel, y evitar el agua caliente, que puede estimular la actividad de las glándulas sebáceas.
El lavado no debe realizarse más de 2 o 3 veces por semana para permitir que el cuero cabelludo restablezca su equilibrio natural.
Elegir el champú adecuado, que tenga en cuenta tu cabello y tu tipo de piel, también juega un papel importante a la hora de solucionar el problema.
El acondicionador para el cabello debe aplicarse exclusivamente en las puntas, evitando las raíces.
Esto ayudará a evitar un peso excesivo del cabello y, como resultado, una rápida contaminación. A la hora de elegir un acondicionador, conviene prestar atención a las fórmulas ligeras que no dejan película en la superficie del cabello.
La nutrición juega un papel importante en el mantenimiento de un cuero cabelludo sano. Los alimentos grasos, fritos y azucarados pueden estimular la producción excesiva de sebo.
Incluir en la dieta verduras, frutas y alimentos ricos en vitaminas A y E ayuda a normalizar el funcionamiento de las glándulas sebáceas. Mantener tu cabello hidratado también ayuda a mejorar la condición de tu cabello, haciéndolo menos propenso a ensuciarse fácilmente.
El peinado frecuente conduce al hecho de que el sebo se distribuye a lo largo de todo el cabello y se vuelve graso en las raíces.
Por tanto, es mejor elegir un peine con dientes anchos y limitar el número de peines durante el día. También es útil evitar tocarse el cabello con las manos para reducir la contaminación.
Los productos de peinado pueden apelmazar el cabello y acelerar el proceso de ensuciamiento. Es mejor utilizar laca para el cabello, gel y mousse con moderación, dando preferencia a las texturas ligeras.
El uso periódico del champú seco ayuda a refrescar el cabello sin necesidad de lavados adicionales, dándole volumen y eliminando el exceso de sebo.
La exposición al polvo, la suciedad y la luz solar aumenta la producción de sebo y hace que el cabello se vuelva más graso.
Usar gorros durante la temporada de calor, además de proteger tu cabello de fuertes vientos y ambientes contaminados, ayuda a mantener tu cabello limpio por más tiempo.
El aire seco y frío también tiende a secar el cuero cabelludo, lo que puede provocar una producción compensatoria de más sebo.
Las mascarillas y peelings regulares para el cuero cabelludo ayudan a eliminar las células muertas de la piel, limpiar los poros y reducir la actividad de las glándulas sebáceas.
Utilizar remedios caseros a base de arcilla, vinagre de manzana o infusiones de hierbas ayuda a normalizar el funcionamiento de la piel y reducir el cabello graso.