A pesar de sus efectos beneficiosos para el organismo, existen situaciones en las que beber café puede resultar peligroso.
¿Para qué enfermedades se debe evitar o reducir significativamente?
Algunas personas comienzan el día con él, otras no soportan el olor. Aunque evoca diferentes emociones, sin duda es una de las bebidas más populares del mundo.
El café no sólo sabe muy bien y es estimulante, sino que también favorece el funcionamiento del sistema nervioso. Según los investigadores, esto puede minimizar el riesgo de enfermedades neurodegenerativas.
Consumido con regularidad y en cantidades razonables (3-5 tazas al día), protege contra el desarrollo de la diabetes tipo 2 y tiene propiedades anticancerígenas.
Según los expertos, beber café reduce el riesgo de desarrollar cáncer de próstata, colon o hígado.
A pesar de los numerosos beneficios, hay situaciones en las que es necesario suspender o reducir el consumo de café.
Las personas que padecen úlceras de estómago y duodeno deben tener cuidado. En su caso, el café puede agravar el problema y aumentar el dolor.
Las personas que luchan contra los cálculos renales también deberían dejar de beber café.
Curiosamente, esta recomendación se aplica sólo a un pequeño grupo de pacientes diagnosticados con la llamada acidosis oxálica (a excepción del café y el té fuerte, los pacientes no deben consumir ruibarbo, nueces, productos a base de soja ni chocolate).
Las personas que tienen problemas de páncreas también deben evitar tomar café. La bebida puede agravar las dolencias que acompañan a la enfermedad.