La mayoría de las personas nadan en lagos y embalses todos los años, pero es muy raro contraer una enfermedad grave después.
Sin embargo, la palabra "rara vez" no es sinónimo de la palabra "nunca", lo que significa que es hora de descubrir de qué enfermedades infecciosas debes tener cuidado.
En primer lugar en términos de prevalencia está la giardiasis, causada por los microorganismos más simples: la giardia.
Caen al agua a través de las heces, al principio no se manifiestan en el cuerpo y los primeros signos aparecen solo después de 1 a 2 semanas.
Los síntomas que pueden confundirse fácilmente con una intoxicación alimentaria incluyen diarrea, náuseas y dolor abdominal.
Afortunadamente, tratar la enfermedad no es particularmente difícil. Lo principal es acudir al médico a tiempo para evitar la deshidratación.
El siguiente patógeno que merece atención es Cryptosporidium, así como el género rotavirus.
Ellos, como Giardia, ingresan al cuerpo junto con agua contaminada. Las manifestaciones de las infecciones siguen siendo las mismas: diarrea, náuseas y dolor abdominal, por lo que si se detectan conviene visitar al médico.
Pero la infección causada por bacterias del género Leptospira no es tan obvia. ¿Cómo reconocerlo? Una persona infectada rápidamente desarrolla fiebre y, después de unos días, el hígado aumenta de tamaño, acompañado de una disminución en el volumen de orina producida. Para evitar la muerte, el tratamiento debe ser prescrito por un especialista.
Las aves acuáticas también pueden ser portadoras de parásitos como los esquistosomas. Penetran en la piel y provocan picazón e inflamación. Pero eso no es todo: los parásitos pueden viajar por el torrente sanguíneo y poner huevos en las venas humanas.
La esquistosomiasis se puede tratar si consulta a un médico a tiempo, por lo que si aparece una erupción inusual en su cuerpo después de nadar, debe consultar inmediatamente a un médico.