El deseo de beber un vaso de agua fría en un día caluroso es comprensible.
En condiciones de alta temperatura del aire, una persona no solo quiere saciar su sed, sino también refrescarse.
Sin embargo, debes entender que la temperatura del líquido consumido no debe ser demasiado baja.
Beber agua muy fría puede provocar graves problemas de salud.
Es posible la irritación de la mucosa gástrica.
Además, puede producirse vasoconstricción. En este caso, se deteriorará el suministro de sangre al tracto gastrointestinal.
Una posible consecuencia es una desaceleración del metabolismo y los procesos digestivos.
Por tanto, trate de no beber agua demasiado fría.
Por cierto, el hábito de beber sólo líquidos muy calientes tampoco conducirá a nada bueno. Las posibles consecuencias incluyen quemaduras orales y problemas con la mucosa gástrica.
Es recomendable beber agua a temperatura ambiente: esto saciará la sed y no dañará el organismo.