Mucha gente está segura: cuanto más fuerte te cepilles los dientes, mejor.
Se cree que este enfoque simplifica la eliminación de la placa de la superficie de los órganos de la cavidad bucal.
Cepillarse con mucha diligencia también ayuda a eliminar los restos de comida atrapados entre los dientes.
Pero hay un problema: el celo excesivo al realizar los procedimientos higiénicos obligatorios hace más daño que bien.
Porque una fuerte fricción de las cerdas contra los dientes puede dañar el esmalte.
Otra consecuencia peligrosa puede ser una lesión en las encías.
Ten esto en cuenta la próxima vez que te cepilles los dientes.
Sepa que un cepillado brusco puede ser mucho más peligroso que un cepillado débil.
Sin embargo, esto no es excusa para quienes no se esfuerzan lo suficiente durante el procedimiento de higiene.
Sí, con este enfoque no se dañará el esmalte ni las encías. Pero la placa no se eliminará bien. Y esto está plagado de la aparición de sarro.
Encuentra el “medio dorado”: no te frotes los dientes con demasiada fuerza, pero tampoco lo hagas con demasiada ligereza.