Muchas personas están tan acostumbradas a vivir en un estado de estrés crónico que ni siquiera sospechan que existe un problema.
Sin embargo, negar esto no nos protegerá de las consecuencias negativas de una constante agitación emocional.
Si notas que estás notablemente peor afrontando las tareas cotidianas, te has vuelto lento, cometes muchos errores y no siempre actúas correctamente, entonces es hora de que descanses.
Sin embargo, es importante aprender a relajarse para neutralizar cualitativamente el estrés y sus consecuencias, afirman los expertos .
Con el estrés crónico, nuestro trasfondo emocional comienza a cambiar. Las personas que antes estaban tranquilas y tranquilas pueden volverse nerviosas y tensas.
La persona puede volverse sensible, vulnerable y emocionalmente inestable.
Con estrés crónico, una persona puede "estallar" en cualquier momento.
Con el estrés crónico no se puede dormir normalmente, por lo que la noche no aporta un descanso de calidad. Como resultado, una persona comienza a sentir agotamiento no solo emocional, sino también físico.
Por tanto, es importante normalizar su vida de tal forma que reduzca al mínimo el riesgo de estrés.