De hecho, estamos hablando de una recomendación, no de una prohibición.
Después de eliminar un lunar, queda una herida que se cubre con piel rosada fresca. Esta zona no contiene melanina, un pigmento que protege la piel de los rayos ultravioleta.
Cuando se expone a la luz solar, el cuerpo comienza a producir activamente melanina en esta área, lo que puede provocar hiperpigmentación.
Lyudmila Artyushkevich, médica del centro médico HappyDerm, señala que en verano es imposible ocultar completamente la cara del sol.
Por este motivo, es mejor realizar la eliminación planificada de los lunares en primavera, otoño o invierno, cuando el número de días soleados es mínimo.
Sin embargo, cuando se trata de eliminar lunares en otras partes del cuerpo, depende de los planes de la persona.
Si estás planeando un viaje al mar o unas vacaciones en tu tierra natal que impliquen tomar el sol y nadar, se recomienda esperar hasta septiembre. Incluso si está en la sombra, aún puede obtener una exposición significativa a la luz solar reflejada y difusa.
¡¡¡Importante!!! Si un lunar crece rápidamente, está dañado, sangra o inflamado, debe eliminarse en cualquier momento, ya que el riesgo de consecuencias negativas supera los inconvenientes asociados con la protección del lugar de eliminación.
Si se elimina un lunar de la cara u otra parte expuesta del cuerpo, se debe proteger la zona del sol durante dos meses o utilizar un factor de protección solar alto. Esto ayudará a minimizar el riesgo de pigmentación de las cicatrices.
Para evaluar el estado del lunar, se recomienda concertar una cita con un dermatooncólogo, quien podrá recomendar el momento óptimo para extirpar el tumor.