Inducir artificialmente los celos en la otra mitad es una técnica psicológica bastante popular.
Generalmente se acepta que la persona a la que se aplica esta técnica empieza a apreciar a su pareja.
A primera vista, esto es cierto. Imaginemos una situación: un chico se preocupa poco por su novia, rara vez le da regalos y casi nunca la invita a restaurantes.
Parecería que en esta situación basta con que un representante del buen sexo empiece a coquetear con otra persona. Como resultado, el hombre comprenderá que su alma gemela está en demanda y comenzará a salvar la relación: se volverá más cariñoso y generoso.
Pero no es tan simple. Resulta que inducir los celos es una técnica muy peligrosa que puede provocar la ruptura de las relaciones.
Una persona que utiliza esta técnica probablemente espera un interés renovado por parte de su pareja.
De hecho, en la mayoría de los casos se consigue el efecto contrario: el que estaba celoso se decepciona de su pareja.
No creas que un chico cuya novia empezó a coquetear con otra persona pensará: “Resulta que a muchos hombres les gusta ella. Por lo tanto, necesito llevarla a restaurantes con más frecuencia y darle regalos caros. Ésta es la única manera de conservarla”.
Lo más probable es que el chico llegue a la siguiente conclusión: “¿Ella realmente me ama? Si ella se comporta así delante de mis ojos, ¿qué pasará después? ¡Difícilmente se puede confiar en ella!
Por tanto, inducir artificialmente los celos en una pareja no es una técnica salvadora, sino destructiva para las relaciones. ¡No lo utilices bajo ninguna circunstancia!