Mucha gente cree que en una relación no hay nada peor que la infidelidad.
De hecho, las posibilidades de preservar el amor y la familia persisten incluso después de que uno de los socios haga trampa.
Lo principal es que el culpable comprende su error y su otra mitad encuentra la fuerza para perdonar.
Por tanto, el adulterio no en todos los casos pone fin a las relaciones.
Pero las cosas que se enumeran a continuación casi siempre conducen a la separación. Si un hombre y una mujer permanecen juntos en tales condiciones, seguramente se convertirán en personas infelices.
Es imposible construir la felicidad familiar si al menos uno de los socios es una persona agresiva.
Los gritos constantes y el uso de la fuerza física son peores que la traición.
Los insultos mutuos no contribuyen a la creación de una pareja fuerte.
Si un hombre y una mujer no han aprendido a respetarse mutuamente, no podrán ser felices juntos.
La honestidad y la sinceridad de ambos socios son condiciones importantes para una relación normal.
Si al menos uno de los socios miente constantemente, esto no terminará bien.