Probablemente, la idea de que pelear delante de un niño no sólo es posible, sino que incluso puede ser útil, a primera vista parece absurda.
Pero no se apresure a sacar conclusiones: lo principal es pelear correctamente.
Esto significa que la pelea debe ser constructiva, sin violencia, amenazas, insultos e insultos demostrativos. Pero hablar en voz alta y discutir es bastante normal, lo principal es, en última instancia, llegar a una opinión común.
De esta manera le demostrará a su hijo que discutir y pelear son manifestaciones normales de desacuerdo entre personas.
Como confirmación presentamos los resultados de un estudio realizado en 2009, en el que participaron 253 familias con niños de 5 a 7 años.
Durante tres años, los científicos registraron conflictos entre padres. Como resultado, resultó que los niños que presenciaron disputas constructivas entre padres son más capaces de defender sus propias opiniones, no son tan susceptibles a la influencia externa negativa y son más capaces de encontrar soluciones a sus propios conflictos con sus compañeros y adultos.
En cuanto a los conflictos destructivos, en este caso aumenta el riesgo de que el niño crezca ansioso, propenso a la agresión y violando las normas del orden público.
A menudo caracterizados como incontrolables, los niños que han sido testigos de conflictos destructivos entre padres no escuchan a los adultos, crean situaciones peligrosas para ellos mismos y para los demás y tienen más probabilidades de sufrir depresión en el futuro.
Anteriormente hablamos sobre cómo recuperarse después de una relación tóxica.