A veces sucede que una cita no va bien incluso antes de comenzar.
Esto sucede, por ejemplo, cuando uno de los que acordaron una reunión llega descaradamente tarde.
Si te encuentras en el papel de alguien que espera, probablemente te asalten las dudas: ¿y si el joven o la chica no viene?
El papel de llegar “tarde” es igualmente desagradable, porque siempre existe la posibilidad de que simplemente no te esperen. Además, si la primera cita comenzó así, existe una alta probabilidad de que no haya una segunda.
Un consejo obvio, pero útil, es: empaquetar con antelación.
La opción ideal es dedicar entre 30 y 40 minutos más de lo habitual a prepararse para una cita y viajar.
Debido a que la primera cita, por regla general, te pone bastante nervioso, es poco probable que una reserva de tiempo sea superflua.
Además, conviene ponerse en contacto con su pareja el día anterior para aclarar la hora y el lugar de la reunión; de esta forma podrá minimizar la probabilidad de confusión sobre la hora y el lugar.
Si te das cuenta de que no puedes llegar a tiempo, avisa a la persona a la que estás obligando a esperar.
BelNovosti explicó anteriormente por qué el apego a una persona es malo.