No todo el mundo se vuelve tóxico. Quien se alimenta de la energía de otro, quien la extrae de diferentes maneras, se convierte en ella.
Estas incluyen quejas, solicitudes de ayuda y acciones similares. Todo esto se manifiesta con el tiempo y, en primer lugar, no querrás quedar atrapado por un conocido así.
Puedes intentar reconocer inmediatamente a ese oponente prestando atención a algunos aspectos de su comportamiento.
Un interlocutor tóxico se notará siempre y en todas partes. Hablará en voz alta, se reirá y llamará la atención.
Además, no se quedará callado, no permitirá que nadie diga una palabra.
Un oponente tóxico tratará a cualquiera como si lo conociera de la escuela.
No habrá espacio personal para él; lo ignorará. Inmediatamente surgirá una sensación de malestar al comunicarse con él.
Estará indicado por las comisuras de los labios levantadas, los músculos tensos de la cara y la frente.
El interlocutor pronunciará frases modelo. No añadirá nada propio a su monólogo.
Sólo parecerán inofensivos. Habrá pausas antes y después de ellos, que los harán destacar.
De esta forma las palabras producirán el efecto deseado y rápidamente desequilibrarán a cualquiera. Y la personalidad tóxica estará saturada de energía en este momento.