Se ha dicho mucho sobre la confianza. Cualquier tipo de relación se basa en él; sin él, simplemente no puede existir.
Una persona puede establecer conexiones con los demás, tratar de ser sincera al mismo tiempo y esperar lo mismo a cambio. Con la ayuda de este comportamiento logra lo que quiere. Pero no termina ahí sólo con incredulidad.
Puede permanecer en el individuo en relación consigo mismo y puede hacerse sentir. Una persona puede reconocer que esto está ocurriendo por varios signos.
Es completamente normal que aparezcan en circunstancias difíciles, pero esas circunstancias no siempre funcionan. Puede resultar difícil para una persona tomar incluso decisiones pequeñas, como qué regalo darle a un colega.
No escuchará su intuición, no analizará la información que tiene sobre su colega. Como resultado, consultará con todos, pero no consigo mismo. Definitivamente confiará más en quienes lo rodean que en él mismo.
Tarde o temprano un individuo podrá decidir sobre algo. Pero esto por sí solo no resolverá el problema, no lo convertirá en una cosa del pasado. Inmediatamente comenzará a pensar si cometió un error, si tomó la decisión correcta.
Como resultado, llegará a la conclusión de que debería haberlo hecho de otra manera. Y esto sucederá incluso cuando los resultados sean buenos.
También estará presente en una persona que no confía en sí misma. En cualquier caso, permanecerá en silencio, no hablará incluso cuando el diálogo gire hacia algo que él entiende.
Esto se debe a que no estará completamente seguro de su opinión, que en el fondo de su alma la considerará errónea.
Cosas así siempre sucederán. Una persona mantendrá su dedo en el pulso constantemente y no se permitirá relajarse.
Se comportará de esta manera porque dudará de poder hacer frente a circunstancias imprevistas que pueden surgir si suelta el control.
Estos signos indican claramente que una persona no cree en sí misma, no confía en su voz interior. Y con esto complica seriamente su vida, envenena su existencia.