Es necesario criar a un niño. Los padres lo saben, estudian una gran cantidad de literatura, escuchan los consejos de los psicólogos para hacerlo correctamente.
Cuando el bebé crece, actúa según las recomendaciones, sigue las reglas y enseña a su hijo o hija a hacer lo mismo. Pero no siempre están seguros de estar haciendo lo correcto y de no ir demasiado lejos.
Mamá y papá no deben ceder a las dudas si le ponen límites a su hijo. Los necesita, lo que puede explicarse por varias razones.
Cuando un niño tiene límites, cuando se le muestra cómo respetarlos, comprenderá que los demás viven exactamente de la misma manera. Tendrá la idea de que no se debe perturbar la paz de otra persona, que no se debe invadir el territorio de otra persona.
Poco a poco empezará a respetar a los demás, lo que sin duda le resultará útil en la vida.
Si un niño tiene límites y restricciones, comprenderá que tales límites existen. Exigirá que los demás cumplan con las normas, defenderá lo que es correcto, lo que le resultará cómodo.
En este caso, en la vida adulta estará protegido, podrá dotarse de condiciones de vida normales y realizar lo que le parezca necesario.
Aparecerá justo en la infancia, cuando se establezcan reglas y límites. El niño verá que sus padres notan que se preocupan por él.
Con reglas en su vida, todo será predecible, y esto significa seguro. No tendrá miedos que sólo le molesten, que le impidan desarrollarse.
Con restricciones, el niño se permitirá mucho menos. Y esto beneficiará su vida social. Se adaptará fácilmente a la sociedad y se comunicará tranquilamente con muchos.
La cuestión es que siempre se comportará correctamente, será correcto, por lo que no provocará ninguna pelea.
Por estas razones, los padres deberían establecer reglas para sus hijos. Su presencia sólo le beneficiará ahora y en el futuro.